4. may., 2021

El rostro de Eigengrau


Desperté como cualquier otro día, aunque tuve un sueño algo extraño y no lo recuerdo muy bien, no le doy mucha importancia, para mi, mi día ha comenzado como siempre.
Antes de levantarme de la cama, me estiro un poc y cierro un mometo mis ojos, veo entonces en esa oscuridad un rostro extraño. Abro mis ojos inmediatamente puesto que aquel rostro me causó algo de temor, pensando que sería por el contraste de la luz del día y el cerrar de mis ojos no le doy importancia.
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Me levanto de mi cama para hacer unos estiramientos: con los brazos levantandos me inclino hacia la izquierda, luego a la derecha, un poco hacia atrás y luego hacia abajo tocando la punta de mis pies, pero algo raro pasó en ese momento, sentí que alquien me observaba, levanto la mirada, no había nadie. No le sigo dando importancia a lo que sentí así que fui, hice unos cuantos estiramientos más y luego directo a ducharme.
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Ya en la ducha, el agua cae en mi cabeza, ¡qué rica sensación! cierro mis ojos y allí está otra vez, ese rostro, esta vez más claro. Me mira muy enojado, bastante frustado diría yo. Abro y cierro mis ojos, el rostro sigue allí cuando se va la luz en mis ojos. Aprieto muy fuerte mis ojos por unos segundos, pero aparentemente no le ha gustado lo que he hecho, se lo ve más enojado que hace un rato. Me ha dado miedo.
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Salgo de la ducha e intento mantener mis ojos abiertos por más tiempo, pero duele mucho, siento resequedad en mis ojos. Intento recordar si hice algo diferente para tener ese rostro presente, me parece fuera de lo que se dice normal.
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Parpadeo más rápido de lo que suelo hacerlo para evitar verlo. Me visto rápidamente para dirigirme a mi trabajo y salgo. Mientras voy caminando tengo esa extraña sensación de que alguien me observa, la misma sensación que tuve en casa. Preocupada, voy observando si por si acaso logro ver a alguien escondido por allí observándome.
«Es demasiado para empezar el día» me dije. Intento tranquilizarme, porque así no pasaré del medio día.
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Me detengo en la cafetería de siempre, pido un capuccino y un croissant para llevar.
Bebo mi capuccino y ya me siento un poco mejor, creo que ya se ha marchado.
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Unos pasos más adelante, veo a la misma señora ciega de siempre que pide limosma todos los días. Mientras me acerco hacia donde está ella, la observo y pienso cómo puede ser que lleve muchos años haciendo esa clase de oficio, a la misma hora y mismo lugar. Es bastante mayor, tiene el cabello gris y recogido, con un bastón de madera en su mano derecha y una taza de metal en su otra mano, quizás para escuchar cuando le dejen monedas. Lleva puesto la misma ropa y el mismo calzado, unas sandalias desgastadas y viejas, lo único que cambia de vez en cuando es su mantilla bordada, de color blanco o negro, algo vieja pero muy bonita. Dicen que es una española de familia de clase media alta, llegada a este pueblo cuando fue una niña, fue muy cotizada por su belleza y elegancia. Se había casado con el jefe de la policía municipal de aquel entonces, pero por una mala jugada del destino fueron atacados ella y su esposo, donde quedó ciega y viuda, sin dinero ni trabajo; no se sabe si tuvo hijos o no. Tenía una pequeña casita a las afueras del pueblo por la ayuda municipal. No volvió a ser la misma desde esa tragedia, tirándose a la depresión y al abandono total.
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Así que, cruzando frente a ella me lastima con su bastón sin querer. Fue muy doloroso el golpe; quizás lo sucedido en la mañaba me dejo algo irritable, me molesté mucho y aunque no recuerdo muy bien lo que le dije, creo que no la ofendí. Seguí mi rumbo hacia mi trabajo y el día siguió como siempre, nada extraño o fuera de lo normal pasó.
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Al día siguiente la misma historia pasó, el rostro, el café, el golpe de la anciana ciega; y así igual los días sucesivos, era como si estuviera viviendo el mismo día, solo que en cada vez, al despertar y abrir mis ojos veía una mancha negra antes de ver aquel rostro que era mucho más visible.
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Me hice varios exámenes, pero el doctor no encontraba nada, lo atribuía al mucho estrés, mándándome reposo y tranquilidad, pero mi trabajo no me lo permitía.
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Pasó un mes...
Despierto y abro los ojos no veía casi nada, me estaba quedando ciega, solo me quedaba una minúscula parte de mi visión como para ir a buscar ayuda.
Caminando con cuidado por la calle hacia la cita con el médico, me topo con aquella anciana, colocándose frente a a mí, me mira directo a los ojos diciéndome
"Me han mandado a darte la bienvenida, aquí quienes no vemos en el mundo que vivimos, vemos en el mundo de la oscuridad."
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No entendía, lo que me decía, además como ella sabía que no podía ver, le pregunté por qué me decía todo eso y por qué la podía ver a ella tan claramente, con una risa algo sarcástica me dice:
"Eigengrau, el líder de este mundo de oscuridad para los vivos está enojado contigo, ha sido él quien te ha traído hasta aquí, no supiste tratar a quien era diferente a tí. Yo solo fui una prueba que no pasaste durante un mes.
¿Recuerdas el primer día cuando por accidente te lastimé con mi bastón? Fue porque te sentí pasar a mi lado e intentaba evitar que cruzaras a través de Eigengrau, mi bastón estaba en el límite de donde Eigengrau se encontraba, tú no respetaste ese límite. Te enojaste diciéndome cosas muy desagradablese, fuiste tú quien pateó mi bastón hacia un lado, éste rebotó en la pierna de Eigengrau y fue por eso que te golpeó y te seguía golpeando cada vez.
No podía decírtelo ya que se nos tiene prohibido mencionar su nombre y dar aviso que él existe, porque para quien ve con sus ojos no lo puede ver realmente.
Cuando nacemos él ya está cuando la persona cierra sus ojos, sin excepción, pero basta que alguien se atreva a lastimar a uno de los suyos para que se revele y le demuestre quien es él."
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No puedo creer todo aquello que me dice aquella anciana, la empujo y le digo que esta loca. Minutos más tarde, ya no veía nada, estaba completamente ciega, no alcancé llegar al médico y a quien vi inmediatamente fue a Eigengrau, muy molesto me tomó del brazo y me encaminó en una oscuridad donde sí podía ver, pero la lúz del día ya no se me permitió volverla a ver. Todo aquello fue oscuridad, supe que aquel que no puede ver brilla naturalmente por la pureza de su alma, porque si los ojos no ven la supuesta realidad no podrá conocer lo que es maldad.

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